Las viciosas hermanas Chaves (corregido)
(Este es un relato ficticio, una parodia de personajes reales en situaciones que probablemente jamás sucedieron)
Paula (35) 95-62-90 Altura 1,8 mt. ojos verdes
Es una mujer alta y con un cuerpo con curvas en los lugares apropiados, , Morocha, pero muchas veces se tine de castaño o rubio.
Delfina (19) 85-60-89 Altura 1.68 mt. ojos celeste
Cuerpo pequeño, morocha. En el momento del relato tenía un corte moderno con las puntas teñidas de verde
. . .
Es mi culpa porque yo la seduje, tan hermosa que la quería para mi.
Mi plan era simple: como tiene muy poca resistencia al alcohol invitarla a tomar sake japonés caliente, y en poco tiempo la tenía bien borracha y acalorada. Estaba tan alegre que ni se dió cuenta cuando le saqué el vestido que tenía puesto. Qué rápido creció la nena, ya era toda una mujer, pero con una carita de nena buena y esos ojazos celestes.
La llené de caricias, mientras la acomodaba en el sillón y ella se dejaba hacer con facilidad. Pasé mis dedos por su cintura, mis labios fueron besando sus muslos, acercándome a mi objetivo. Ella no me rechazó y solo jadeaba suavemente.
Seguí avanzando poco a poco, tocando ese cuerpito perfecto, hasta que le di un profundo y ruidoso beso a la conchita depilada de mi hermana, que lo único que dijo fuen un suave “Ohh Paula!” Para mi fue la orden que necesitaba para empezar a comerme ese manjar con ganas, recorriendo con mi lengua mientras escuchaba que cosas le gustaba por los suspiros que salian de su boca.
Su mano me sostuvo la cabeza, pensé que me iba a frenar, pero me apretó contra su cuerpo con sorprendente fuerza. Yo respondí sacando la lengua todo lo que pude y enterrandola con ganas en su cuevita, que a esta altura estaba empapada. No tardó en convulsionarse en un hermoso orgasmo.
Yo pensaba que estaba borracha, pero rápidamente me agarró me sentó en el sillón, alcanzó a decir “ahora me toca a mi”. El cazador se convirtió en la presa, mi hermanita inocente en una perra en celo que no dejó una parte de mi cuerpo sin tocar, lamer o besar… estaba en el cielo. Perdí la cuenta de la hora, de los orgasmos que compartimos.
Desde entonces, además de hermanas empezamos a ser amantes, aprovechando cualquier momento donde no hay cámaras ni mirones para comernos a besos y caricias incestuosas.
Hasta el día que nos encontró mi marido Peter. Me sorprendió lo tranquilo que se lo tomó. Ahora somos una extraña familia que comparte todo, hasta la cama. Estoy muy contenta al no tener que ocultarle nada, aunque vamos a necesitar una cama más grande.
EPÍLOGO
Puertas adentro disfrutaban de sus cuerpos. Delfi amaba a su hermana con pasión, aunque también le gustaban los hombres, así que su juego favorito era ser niñera buena, a la que le pagaban por cuidar a su sobrina de una manera especial: En la cama Kingside le devoraba con pasión la concha a su hermana mayor mientras por detrás su cuñado la cogía con ganas. Estando en posición de perrito cada embestida hacía que su lengua se metiera con fuerza en la cueva de Paula.
La otra postura favorita era acostar a Pedro en la cama y por turnos usaban su pija y lengua para lograr varios orgasmos. Pero siempre es en la hermana mayor en la que siempre termina acabando, porque entre los tres están buscando el segundo hijo.
Delfina espera con ansiedad la llegada del nuevo hijo, y la oportunidad de ser la única que reciba la carne de su pariente político, y la lengua de su hermana.
tremendo. mas relatos de llas o la primita. escribis bien, deberias escribir mas, como hacian antes en los blogs dedicado a los relatos
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